El cineasta iraní actualmente encarcelado, Navid Mihandoust, presenta la historia autorreferencial de un director que vive rodeado de incertidumbres mientras espera ser sentenciado y llevado a prisión. Mihandoust realizó la película en situación de libertad bajo fianza y sin obtener permiso de las autoridades, con el convencimiento de que el cine y el arte tienen un mundo propio, un mundo más allá de los permisos de los dirigentes temporales. La semana antes del estreno de la película se informó de que había sido trasladado a una celda de aislamiento en la temible cárcel de Evin, de Teherán.
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