Japón es uno de los 55 países retencionistas que todavía mantienen la práctica cruel e injustificable de la pena de muerte en su legislación. A finales del 2023, tenía 115 personas en el corredor de la muerte. La situación de estos reclusos es extremadamente dura: se encuentran privados de todo tipo de contacto con el mundo exterior y solo pueden recibir visitas de familiares directos una vez al mes. Están recluidos en régimen de aislamiento, en celdas de 5 metros cuadrados y forzados a esperar su ejecución una media de siete años, sin ningún tipo de aviso previo, lo que el gobierno japonés justifica como una medida de protección de su salud mental.
A pesar de la justificación oficial, la realidad es una totalmente diferente. Amnistía Internacional, que lleva trabajando décadas por la prohibición de esta práctica inhumana, ha demostrado que las personas condenadas a la pena capital en Japón sufren un grave detrimento de la salud mental, producto de la incertidumbre de no saber cuándo serán ejecutados. Esta práctica es lesiva, no solo para las personas condenadas, sino también para sus familiares.
A raíz de la selección en esta edición de IMPACTE! Festival de Cine y Derechos Humanos de Cataluña del documental «Soy su hija», en el que el director japonés Yo Nagatsuka explica el sufrimiento personal y la marginación social que sufre la hija de un hombre ejecutado en pena capital, y el desprecio por parte del gobierno de Japón a respetar el duelo familiar, IMPACTE! abre una campaña de recogida de firmas para pedir la eliminación de la pena de muerte en el país nipón.
Hemos redactado una carta dirigida al Ministro de Justicia de este país, en la que le «exhortamos que modifique el Código Penal y el Código de Procedimiento Penal de Japón para eliminar cualquier referencia a la pena de muerte, y modificar la Constitución para prohibirlo». Y declaramos que «Como entidad defensora de los derechos humanos, nos reafirmamos en el convencimiento de que la pena de muerte es una práctica cruel e injustificable, lesiva contra el derecho fundamental a la vida, que un Estado debe respetar por encima de todo».
La carta puede ser firmada aquí y, físicamente, en las distintas sesiones del festival. Una vez terminada esta edición, enviaremos las hojas de firmas al Ministerio de Justicia de Japón.
Porque IMPACTE! es más que un Festival y quiere promover la conciencia social y el activismo a favor de los Derechos Humanos, le invitamos a firmar la petición.